El gato negro (Parte I)

Por Kariane St. Dennis

Esta es la historia de un gato negro que apareció en las clases de español… ¡Se trata de una historia apasionante, misteriosa y llena de aventuras increíbles! ¡No se la pierdan! Les dejamos su primera parte…

El gato negro, ¡pero no el de Edgar Allan Poe! (Parte I)

Aunque tenía prisa, el gato negro se paró frente a la basura en el callejón detrás del restaurante por si acaso había algo de comer en los residuos.  Lo habían echado del refugio por no haber sido adoptado durante los tres meses que estuvo allí. ¡Ni que fuera tan feo! En realidad, sabía que habría podido ser adoptado si su pelo no estuviera tan oscuro. Era como si la gente creyera de verdad que los gatos negros trajeran mala suerte. ¡Qué locura!

Se quedó en el callejón unos minutos buscando en la basura. Por no haber comido nada desde el refugio, su estómago le dolía de hambre. Sin embargo, era obstinado – resolvió que no tomaría cualquier cosa de la basura a menos que pudiera asegurarse de que estaba limpio y comestible. Al final, no encontró nada que cumpliera esos criterios.

Continuó su camino, paseando sigilosamente entre las calles de la ciudad. Notó las casas acogedoras en ambos lados de la calle, mirando por las ventanas iluminadas a través de las cuales vio escenas familiares, con gatos felices, amados y bien alimentados descansando cerca de sus familias. ¡Qué suerte tenían sus compadres!

Por su parte, nunca había tenido la experiencia de vivir en un lugar tan pacífico y estable, pero había soñado con eso al escuchar las historias de su amigo Rafael en el refugio. Rafael había vivido en unas de esas familias durante un periodo breve. Él solía contar: “Nunca te hace falta agua, comida, o amor – la familia te lo da todo, a condición de que te quedes con ellos. Y en caso de que tengas alguna enfermedad, te llevan al médico en un instante. Es como vivir en un palacio donde la gente te espera de pies y manos”. (…)

Si embargo, para el gato negro, estos relatos estaban tan lejos de su realidad que habrían podido ser cuentos ficticios…

Esta historia continuará en otra entrega de este blog.

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