Hay muchas fuentes históricas que indican que las palomitas de maíz tienen su origen en México y en Perú, antes de la llegada de España al continente. Los primeros granos fueron encontrados en la Cueva de los Murciélagos, en Nuevo León, México.
La palabra viene de la lengua indígena nahuatl «momochtli», en español, «palomitas de maíz». Cuando Hernán Cortés llegó a México a comienzos del siglo XVI, observó que los aztecas usaban las palomitas para sus ceremonias. Incluso, se las regalaban a los conquistadores como collares.
También en Perú hay noticias de que habitantes de aquella época prehispánica comían algo muy similar llamado «pisancalla. De aquí, fue exportado a Argentina como pochoclo o pororó.
Ahora bien, el origen de la palabra pochoclo parece más incierta. Leí en un blog muy simpático una deducción interesante que había sacado el autor: afirma, que hace años atrás, existía una publicidad con la palabra pop-choclo, es decir, la traducción del inglés pop-corn. Entonces, después de un tiempo, por cuestiones fonéticas, se perdió la p y quedó como pochoclo.
Tendríamos que escribir un libro entero sobre cada uno de lo orígenes de las palomitas o pochoclos. Por lo pronto, les presento esta lista de otras formas de decir esta maravillosa golosina, en español:
Como no soy mexicana, todo el tiempo, saco mis propias conclusiones de la miles y millones de expresiones o vocablos que no conozco. En este caso, siempre pensé que palomita de maíz era un término ilustrativo.
Yo creo que una persona azteca notó la similitud entre el maíz explotado y una paloma con sus alitas blancas. ¿A poco, como dicen aquí en México, no se ven claramente?
Como sea, a mí las palomitas o pochoclos me encantan, en su versión dulce o salada. Felicito a la tal Julia Braden que tuvo la brillante idea de pensar que las palomitas eran perfectas para bajar la tensión en el cine.