El español puede borrarse

Se trata de una verdad irrevocable: el español puede borrarse. ¿Qué hacer? Acercarse a él todos los días, haciéndolo parte de nuestros hábitos esenciales para sobrevivir y aumentar nuestro amor propio.

«Mi español puede borrarse»

Tengo un estudiante desde hace 7 años. Nos reunimos, a veces, dos o tres veces por mes, casi todos los meses del año. Mi estudiante LP nunca utilizó un libro de gramática. Cuando lo conocí, hablaba perfectamente español.

Había aprendido un poco en la escuela, además de haber vivido dos años en Madrid. Apenas empezó a hablar, me sorprendí de la fluidez y del acento español que tenía. Inmediatamente, le pregunté por qué necesitaba tomar cursos de español y me dijo, muy seguro: “Porque mi español puede borrarse y no quiero que eso pase”.

Desde ese entonces, LP y yo nos reunimos a hablar. No sólo él no ha perdido su español, sino que también hemos construido una gran amistad. Además de nuestras clases, nos mantenemos cerca vía mensajes o fotos de nuestros momentos felices y no tanto. Sé que, a pesar de que el español de LP llegue a estar en riesgo, él nunca permitirá que se borre o se aleje de su vida.

Ejercitar la lengua

La ecuación es muy simple si pensamos que las lenguas son como un músculo: si no las ejercitamos, se atrofian, pierden flexibilidad. En muchas ocasiones, y lo digo por experiencia, que un idioma pueda borrarse causa una frustración tremenda, que solamente se supera regresando a estudiar, a comunicarse en esa lengua que alguna vez aprendimos.

Tener contacto con el español, por ejemplo, 10 minutos por día es suficiente para que no se nos escape de la mente (y de nuestros sentimientos). Siempre aconsejo a mis estudiantes que se acerquen al idioma un ratito durante su día a día. Puede ser una canción, un artículo de blog, o la conjugación de un verbo.

La satisfacción del esfuerzo

Este tipo de tareas requiere de mucho esfuerzo. Sin embargo, igualmente, nos da una absoluta satisfacción, enorme placer y nos ayuda a que nuestra autoestima sea más grande.

Por supuesto, existen días en los que pareciera que no podemos hacer nada para que el francés, el inglés, el español pare de borrarse, de desvanecerse. No importa. En esos días terribles, difíciles, no hay que rendirse. Quizás, lo mejor sea que dejen pasar ese mal día, pero, al siguiente, siéntanse fuertes para que el español vuelva a ser otra vez parte de su vida.

Please, don’t go

La verdad, no es que las lenguas se vayan del todo. Lo que pasa es que se quedan muy atrás, en unas zonas de nuestro cerebro extremadamente lejanas. Es lógico: aprender una lengua es un hábito como lavarse los dientes, hacer ejercicios, ver cine o leer novelas.

Cuando abandonamos nuestras rutinas, cualquiera que sea, nuestra mente comienza a dar de baja estas actividades, olvidándose de lo agradable que es obtener la recompensa, en este caso, de vivir en otro idioma.

Hablar y hablar, esa es la cuestión

¡A ponerse las pilas (y lo digo también por mí) porque el español puede borrarse, incluso si es nuestra lengua materna! ¿Saben que, luego de vivir ya más de 14 años en México, por momentos no me acuerdo cómo se dicen ciertos objetos de la casa o expresiones que antes escuchaba o decía en español argentino? Por eso, mi solución es hablar con mis amigas y amigos que me “echan la lengua” para que recuerde siempre mis raíces lingüísticas argentas.

*Por cierto, hay una expresión en español mexicano que significa pedir ayuda. Decimos: «¿me echas la mano? Yo acabo de inventar o más bien «devenir» este modismo por «echar la lengua». Está buena, ¿no?

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