¿Qué onda, wey? Decides tomar un curso de español para poder hablar con las personas viviendo en ese país, los “nativos” o «nativas». Según mi opinión esta idea puede ser una trampa. Entonces, ¿es una buena idea querer hablar como nativo/a?
Escrito por Stephen Pilotte. Traducido al español por Kariane St-Denis
¿Una trampa? ¿Cómo?
Nos imaginamos hablando con alguien en la calle de manera inteligible como si fuéramos también originarios de ese país. Me identifico muy bien con las personas que tienen ese sueño, porque lo comparto. No obstante, no creo que sea buena idea centrarse demasiado en este objetivo.
Te vas una semana a Cuba, República Dominicana o México. Decides tomar un curso de español para poder hablar con las personas viviendo en ese país, los “nativos”. Una vez que llegas a tu destino, te das cuenta, en un instante, de que la gente habla muy rápido y que le cuesta mucho entender tu español. ¿Pero, qué onda? ¿Tu profesor no era bueno? ¿O es culpa tuya? No has estudiado lo suficiente. ¿Y si fuera ninguna de las dos cosas?
Ni una, ni la otra…
¿Qué significa hablar como un español, una mexicana, una argentina, etc.? Se los voy a decir. No significa nada. Vas a México y quieres hablar como la gente de la calle, los “nativos” o «nativas».
Hay miles de formas de hablar español o cualquier otro idioma, sea por el acento, las expresiones u otra cosa. Es más, todos hablan su lengua materna rápidamente. Por no hablar de la edad del interlocutor con quien estás hablando. Un adolescente, un adulto o una persona mayor no tendrán el mismo vocabulario ni las mismas expresiones.
¿Una decepción asegurada?
Entonces, ¿querer hablar como un hipanófono/a, ¿es una decepción asegurada? ¿Por qué tener en mente un objetivo que es, si no inalcanzable, al menos difícil y hasta inútil? No estoy diciendo que el esfuerzo no valga la pena.
Adoptar unas expresiones por su carácter lúdico, divertido, para hablar y pronunciar a la misma velocidad que un mexicano o una cubana. Pero algunos estudiantes se frustran si, durante un viaje, encuentran dificultades en entender o ser entendidos por los demás. También nos avergonzamos de pedirle a nuestro interlocutor que hable más despacio por dos razones: cortesía y orgullo infundado.
Pensamos que pedirle a alguien que hable lentamente es admitir que nuestro español no es perfeto. El lenguaje de la calle, las personas “ordinarias”, siempre es difícil de entender. ¿Mi consejo? Aprende a expresarte con la mayor claridad posible sin tratar de hacerte pasar por lo que no eres.
¿Es una buena idea querer hablar como nativo/a?
Me acuerdo de un viaje a Cuba. El momento en que le pregunté a un chofer cuánto me costaría ir a visitar una pequeña ciudad cubana en taxi. ¿Salió perfecto mi español? Hay una fuerte probabilidad que no. ¿Me entendió el chofer? Sí. Entonces, ¿cuál es el problema? ¡Seguramente, él oía un español muy básico, pero comprensible!
Detente dos segundos
Detente dos segundos. Piensa en eso. Has tomado algunos cursos y eres capaz de hacerle una pregunta a un “nativo”, ¡que te puede entender! Ese debería ser tu objetivo. Solo hacerte entender. Además, si nunca has intentado hablar el idioma de la gente del lugar, no tienes ni idea de cuánto valoran este tipo de esfuerzo. La gran mayoría te sonreirá como gesto de agradecimiento. Una excepción: no te dirijas a los camareros en los restaurantes. ¡Tienen demasiada prisa!
El francés de Quebec
Soy de quebense. En mi rincón de Canadá, hablamos francés. Si haces un curso de francés y vienes a visitarnos, lo más probable es que te cueste entendernos. Pero si nos dices que hablemos despacio, estaremos encantados de hacerlo. Igual que hacía yo cuando trabajaba al teléfono y prestaba atención a mi pronunciación para que me entendieran.
Por supuesto, si te mudas a un país que habla la lengua que estudias, con los años seguro que podrías entenderte con la gente por la calle. Pero de otro modo, imaginar eso después de un curso de tres horas que dura uno o dos años es mucho más difícil e irreal. Pero la mayor pena sería estropear el placer de aprender una nueva lengua, porque sean cuales sean tus objetivos, sea cual sea tu nivel de comprensión, progresarás sin darte cuenta.
¿Qué hacer? ¿Abandonar?
No. Hay que tener en cuenta que lo importante es poder comunicar e interactuar con la población local. Evitar el orgullo infundado, que constituye el peor enemigo de los estudiantes de lengua extranjera. Nos hace vacilar porque buscamos la manera precisa de expresar tal o cual frase en vez de dar el paso. Es perfectamente normal tartamudear, dudar y pedir que reduzcan la velocidad cuando una persona nativa habla.
Un simple curso de unas horas y ya habrás adquirido suficientes nociones básicas como para sorprenderte. Memoriza algunas frases clave, como “Perdón”, “¿Conocen un buen restaurante (o lugar dónde puedo comprar timbres, agua embotellada) cerca de aquí?”. “¿Cómo se dice en español?” y “¿Pueden hablar más despacio por favor?”